Namasté querido ser de Luz. Te voy a contar una historia: Había una vez una persona que tenía un sueño que quería lograr. Para llevarlo a cabo tenía que ir a una junta con personas que le hacían sentir incómoda y que a veces le imponían. La cita era mañana a las 9 am. Dejó todo preparado. Su ropa estaba lista para ponerse. Había boleado sus zapatos. El despertador estaba puesto. Después de cenar -ligero para descansar mejor- se sentó un rato a ver la tele. A las 10 pm en punto, se tomó una pastilla de hierbas relajantes para prepararse para dormir. Pijama. Dientes lavados. Salto a la cama. Dulces sueños. A las 3 de la mañana se despertó porque tenía ganas de ir al baño. Después de regresar a la cama, cerró sus ojos para volverse a dormir. “¿Seguro puse el despertador?” -pensó. Se levantó y revisó que todo estuviera bien puesto. Cerró los ojos nuevamente. “¿Y si me levanto mañana media hora antes?” Se levantó y cambió la hora de despertarse. Regresó a la cama. Cerró los ojos. “Debería de ensayar una vez más lo que voy a decir en la junta.” “No, ya debería de dormir para llegar bien descansada.” “Pero qué tal que me equivoco al hacer mi petición.” “Mejor lo repaso.” “No, lo mejor sería que ya me durmiera.” “Qué tal que no me sale bien y salgo de la junta sin el trato.” “Duérmete.” “Debería de ensayar mi petición.” “No. Descansa.” “No puedo dormir.” . . . Fin.


No se diga más. Si has sido la persona de mi historia, la meditación de hoy te va a interesar.

Después de verlo, cuéntame qué otras estrategias haces tú para reducir la obsesión mental. Me encantará aprender de ti.

Espero que te dé mucha luz.

Te mando un abrazo de amaranto.

Recuerda, eres luz y amor. Eres abundancia. Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida.

Con todo mi amor,

Andrea de la Mora