Namasté querido ser de Luz.

Creo firmemente que el ser humano ha venido a sentir. Nuestro viaje terrenal está llena de sensaciones, emociones y experiencias. Cada una enriquece a nuestro espíritu. Nos ayuda a conocernos, a descubrir qué botones nos aprietan los demás -o las situaciones- para sentir x o y emoción. Prácticas ancestrales en oriente están enfocadas en sentir lo que algo o alguien nos hace sentir sin juicio y con compasión: Mindfulness.

Sin embargo, pocas veces nos dejamos sentir. Siempre estamos tratando de hacer algo para dejar de sentir lo que sentimos cuando esto nos incomoda.

Tenemos miles de estrategias para evadir nuestras emociones. Una de las favoritas de mi ego es el abuso de substancias. De adolescente experimenté con algunas drogas como el alcohol, la marihuana y la nicotina.

Ahora de adulto, el salvavidas emocional de mi ego es el azúcar. Puede ser en algún postre, soda o pan dulce. Y eso activa un ciclo vicioso, porque como no quise sentir la emoción -inseguridad, por ejemplo- me tomé dos vasos de coca cola… La sensación se va momentáneamente, pero me viene la culpa por haber tomado algo que sé que le hace un montón de daño a mi cuerpo. Y la culpa me invade. No quiero sentirla, entonces elijo unas galletitas. Y al rato regresa la inseguridad con culpa extra por lo que comí. Y no me gusta sentir eso, entonces ahora tomo un panqué y un poco de más coca cola… Más culpa, más inseguridad.

Ad infinitum.

¿Me sirve de algo evadir mi emoción con azúcar? Por supuesto que no. Y, ¿sabes? A ti tampoco.

¿Con qué te evades? ¿Zapatos? ¿Ejercicio? ¿Libros? ¿Comida?

En el vlog de hoy te comparto estrategias que me han ayudado a hacer frente a lo que siento, tal cual viene, aceptándolo, sintiéndolo y por tanto, sanándolo.

Espero que te dé mucha luz.

Te mando un abrazo de avena.

Recuerda, eres luz y amor. Eres abundancia. Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida.

Con todo mi amor,

Andrea de la Mora