Namasté querido ser de luz.

Ya te he contado varias veces que la meditación ha sido la práctica que más me ha transformado la vida. Me siento afortunada por haber conocido estas técnicas desde adolescente y sobre todo, me agradezco el haberlas probado el tiempo suficiente para reconocer sus miles de frutos y beneficios.

Hay muchos mitos detrás de la meditación y, aunque hoy no voy a hablar sobre ellos, quiero recordarte que meditar no es dejar de pensar, meditar implica integrar los pensamientos sin enganche ni juicio y con gentileza y compasión.

Cuando me preguntan qué hago para prosperar y manifestar abundancia integral, menciono siempre varias estrategias. La meditación es la número uno. Si solo hicieras una cosa para ser feliz, te invito a que sea esta: MEDITA TODOS LOS DÍAS DE TU VIDA.

¿Por dónde empezar?

En este blog dejo algunos tips iniciar tu práctica meditativa.

Práctica todos los días, aunque sea por poco tiempo. Una maestra decía: “Un minuto de meditación es mejor que cero minutos de meditación.” La práctica diaria, te anclará al momento presente y te ayudará a formar el maravilloso hábito de conectar diariamente con tu silencio interior.

Trata de hacerlo a la misma hora. Mi recomendación es que medites al despertar. Y que todos los días comiences así. Si por alguna razón un día no lo puedes hacer, medita después, pero no dejes de meditar. Así cosecharás los frutos de tu meditación constante.

Observa los juicios. A la mente le encanta pensar y está bien que piense. Recuerda, no buscamos dejar de pensar, si no atestiguar sin enganche esos pensamientos. Cuando los pensamientos comiencen a discernir entre lo que le gusta y lo que no. Todo el tiempo está juzgando. Puede incluso, juzgar tu práctica. Suelta los juicios con compasión. No hay forma de que medites erróneamente. Sostén la incomodidad de esos pensamientos y déjalos pasar como nubes en el cielo.

Si surgen emociones hónralas y flúyelas. Somos seres emocionales. Las emociones son pensamientos en movimiento. Es completamente normal que las emociones se presenten durante tu práctica meditativa. Cuando lleguen, obsérvalas. Puedes también nombrarlas sin engancharte en la historia detrás de la emoción: “rabia”, “ansiedad”, “tristeza”. Nómbralas, siéntelas y gentilmente suéltalas. Mientras te permitas sentir, las emociones no te estorbarán durante la meditación.

Observa tu postura. Idealmente siéntate en el piso o en una silla asegurándote de hacer contacto con el piso con las plantas de los pies. Mantén tu espalda derecha y la barbilla ligeramente hacia tu cuello. Al principio es normal que se adormezcan las piernas o que sientas incomodidad. Sostén la postura observando las sensaciones. Respira profundo. No te recomiendo meditar acostada porque podrías quedarte dormida más fácilmente.

Ánclate a tu respiración. Lleva tu atención a respirar por la nariz. Con cada inspiración tu abdomen se infla. Con cada espiración, se desinfla. Inhala infla. Exhala desinfla. Y observa todas las sensaciones que ocurren en tu cuerpo cada vez que tomas y dejas aire.

Atiende tu cuerpo y sus sensaciones. Cierra tus ojos para evitar distracciones. Lleva tu atención a tus labios. Observa cómo percibes a tu piel. Nota tu espalda. Ancla tu atención a tu cuerpo. Haz un escaneo de tu cuerpo y nota cómo se siente, cómo se ve desde tu interior. Nota cómo percibes tu energía.

Enfócate en los sonidos. Al meditar notarás que la vida sigue. No puedes callar al mundo, pero sí puedes integrar los sonidos a tu meditación. Si escuchas una campana, la bocina de un auto o un helicóptero pasar, haz consciencia de su presencia y sigue anclada en tu respiración.

Práctica tu atención plena. A donde va tu atención va tu energía. Durante la meditación, ánclate a la respiración y  preguntándote: ¿qué está pasando en mi interior? ¿Puedo sostener lo que siento? ¿Cómo integro esta experiencia a mi aquí y ahora? Hazlo sin juicio. No hay forma correcta o incorrecta. Simplemente atiende plenamente tu momento presente.

Sé gentil contigo y con tu mente. La mente va a pensar. Tu cuerpo se va a incomodar. Las emociones pueden surgir. Sostén la experiencia con mucha gentileza. Te estás entrenando en vivir plenamente las experiencias que te suceden. Hazlo con compasión y amor hacia ti y lo que vives.

Suelta las expectativas. Habrá días en que te sientas de maravilla. Otros en los que no puedas dejar de pensar. La práctica de la meditación es dinámica y nos asiste en experimentar de primera mano la impermanencia y el cambio. Abraza la experiencia tal cual es.

Finalmente, como siempre te recomiendo siempre tener un diario y pluma a la mano para que al finalizar tu práctica documentes tu experiencia.

Me despido recordándote que eres luz y amor. Eres abundancia.

¡Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida!

Saprema,

Andrea ♥︎

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