Todo se junta y se ve como una avalancha emocional interminable.

La presión en el pecho, el pensamiento paranoico, el miedo… aquí siguen y han estado ysiel-667284_1280a varios meses.

La solución: sentirlos. Con todo mi cuerpo, con todo mi ser. Hasta que se combustione por completo.

Perdonarme. Sanar. Mirar mi ego de frente y preguntarle por qué se siente tan amenazado por la felicidad ajena, por la mirada chismosa que apretuja al corazón.

El pecho encorvado, los ojos brillosos, el silencio que mata.

El pánico.

Y finalmente la certeza. Esto es así. No se puede cambiar.

Duele. Y duele porque estoy viva.

Eso es maravilloso.

Andrea de la Mora  ❤