Namasté querido ser de prosperidad. 

Una importante parte de mi vida la dediqué a enseñar a los niños. Me parece que cuando somos pequeños, tenemos el potencial más fresco, no hemos aprendido tantas creencias limitantes, y nuestra novedad en la vida, hace que las experiencias que vivimos apenas estén formando nuestro carácter. Es el momento ideal para inyectar de poder personal, amor incondicional y visión co-creadora al ser humano.

Ya te he dicho mil veces que la forma de manifestar abundancia es reconociendo tu esencia divina. Por eso, es tan importante que realicemos alguna práctica espiritual diaria. Ahora, ¿cómo ayudarle a los niños a tener una práctica espiritual personal que los ayude a vincularse con la Energía Creadora?

Pasando tiempo en la naturaleza. La flora y fauna son los más grandes maestros que tenemos sobre el aquí y el ahora, el desapego y la aceptación. Si tus niños pasan tiempo en la naturaleza, podrán conectar con estos atributos maravillosos.

Honrando tiempos de silencio. Meditación, oración y contemplación son grandes herramientas para enseñarles a los niños a conocer al silencio y la comunicación que pueden abrir con su corazón a través de él.

Fluyendo con la creatividad. Nuestro ser divino se expresa a través de nuestras creaciones. A los niños les encanta crear porque naturalmente sienten a Dios al hacerlo. Rompecabezas, pinturas, canciones, juegos, bailes, cuentos… fomenta que se reconozcan como seres creativos y contactarán con su derecho a co-crear.

Reconociendo y permitiendo a las emociones. Está bien sentir al interior todo lo que la vida nos hace sentir. Quítales creencias limitantes como “los niños no lloran” o “las niñas bonitas no se enojan”.  La vida nos hace sentir distintas emociones que fungen como nuestras maestras de vida. Nos conocemos a través de lo que sentimos. Ahora, sentir no es sinónimo de hacer. El que me siento enojado, no me da permiso para lastimarme o lastimar a alguien más. Eso no es sentir, sino hacer. ¿Notas la diferencia?

Amando ilimitadamente. Cuando nos sabemos valorados, aceptados y amados por nuestras figuras de autoridad (padres, abuelos, tíos, maestros, etc.) tenemos la mitad del camino recorrido. Aprendemos a amar de acuerdo a lo que experimentamos y mamamos en nuestra niñez. El Amor es la sustancia básica de la abundancia, la dicha y la conciencia en la vida.

Vas tú. Si tienes hijos o convives con niños, por favor compártenos las estrategias que usas para ayudarlos a contactar con su espiritualidad. Ya sabes que retroalimentaré algunos comentarios.

Me despido recordándote que eres luz y amor. Eres abundancia. Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida.

Saprema,

Andrea ❤︎