Namasté compañero de camino.

Ahí te va una anécdota que te ayude a entender tu poder co-creador, el papel de la resonancia energética en tu co-creación y la importancia de rendirse ante la Divinidad soltando el control:

Hace unas semanas, Omar y yo estábamos viajando por Europa. Nos encontrábamos en Florencia y queríamos visitar la Galería Uffizi. Debido a la gran cantidad de personas que querían entrar, como es lo común, compras tu boleto y te dan un horario de acceso. 

Habíamos tenido la suerte de que fuera ese mismo día entre las 12 y 12.15 pm. Omar se había ido desde temprano a hacer jogging y yo aproveché para llevar la ropa a la lavandería. 

Tenía todo calculado, pondría a lavar la ropa, mientras estaba lista me iría a pasear por las calles sola (me encanta hacer eso) y después regresaría a cambiar la ropa de la lavadora a la secadora para irme a desayunar en una especie de Deli toscano que me encanta. Regresaría por la ropa ya seca y Omar me alcanzaría en la lavandería. Entonces juntos iríamos a nuestro apartamento a dejar la ropa para estar en la galería a las 11.55 am. Per – fec – to.

Cuando regresé a cambiar la ropa de la lavadora a la secadora, noté que la lavadora ya había acabado, pero todavía no se desactivaba el seguro de la puerta, por lo que no podía sacar la ropa. La lavandería estaba sola y lo único que había de ayuda era un papel pegado en la pared que decía algo así: Se hai bisogno di aiuto è possibile comporre il numero +39 055 291488. 

OK…

¿Qué voy a hacer?

  1. No traigo teléfono
  2. No hablo italiano
  3. Tengo que estar en una hora en otro lado, con Omar y la ropa ya lista. 

Me empecé a estresar…

Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac. Y basta ese pequeño cambio de plan para que el ego se pire.

“Esto es un problema muy grande” “Van a perder las entradas” “Su ropa se va a quedar atorada por siempre” “Olvídalo, ya no van a poder entrar a la galería” “Nadie te va a ayudar”  y así cinco minutos más…

Llegó otra cliente a la lavandería, no hablaba español o inglés y como pude le dije que necesitaba ayuda. Ella tampoco traía teléfono y llevaba prisa. Se fue.

Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac.

 A photo by Sonja Langford. unsplash.com/photos/eIkbSc3SDtI

Busqué soluciones:

  • Desconecta la lavadora. No podía desconectar la máquina porque estaban empotradas a la pared.
  • Haz señas en la cámara de vigilancia. Lo hice y me quedó la duda si pensaban que estaba bailando o me estaba burlando de ellos, aun así, no pasó nada.
  • Vete y deja la ropa. Omar y yo viajamos súper ligero, si dejaba esa carga, nos quedaríamos sin qué ponernos. No me podía arriesgar a que alguien más se la llevara una vez que se pudiera abrir la puerta.
  • Grita y ponte como loca. Hmmm, no… elijo responder en vez de reaccionar. (Conciencia de mi resonancia energética – lo que creo, creo. Elegí al amor.) 

Y comencé a respirar. Mi pulso cardíaco regresó a la normalidad. Dejé de sudar frío. 

Empecé a tener otra perspectiva.

Nueva solución:

  • Ora, pide ayuda. Así que cerré los ojos. “Gran Misterio, me encantaría llegar a tiempo a la galería. Ayúdame a liberar mi ropa. Confío en ti.” Abrí los ojos. (Rendición ante lo que es, si es para mí el ir, se dará. Suelto el control)

Tic tac, tic tac, tic tac, tic tac.

Si no llegamos a tiempo, ¿qué es lo que puede pasar? 

  • Que nos dejen entrar de todas formas
  • Que tengamos que hacer una fila para despistados
  • Que no nos dejen entrar

Nada era tan grave. Seguí respirando.

En eso, volteé hacia la calle y un señor como de 60 años con los ojos más azules que hayas visto se me quedó mirando: “¿Hai bisogno di aiuto?”

Supuse que me preguntaba si necesitaba ayuda y le dije: “Si, ma non parlo italiano”

“¿Inglese?”

“¡Sí! Yes, yes!”

Le expliqué todo. Él súper amable habló al número, le contó al encargado lo que ocurría y colgó. Me dijo que alguien vendría a ayudarme en veinte minutos. Me contó que había ido un par de veces a México y le encantaba, me dio un abrazo diciendo: “Ciao, bella.”

Sonrisas. “Grazie mille.”

Se fue. Omar llegó al poco tiempo. A los veinte minutos en punto nos abrieron la lavadora. Nos llevamos la ropa húmeda al apartamento. Llegamos a la galería a las 12.20 pm. El que nos recibió el boleto ni siquiera vio la hora de entrada. (Co-creé entrar al museo y disfrutarlo)

Y mientras visitábamos en la tarde la Galería de la Academia, la ropa se quedó en otra lavandería secándose.

Todo bien.

¡Goooool! Ahó. Tú lo puedes co-crear para tu vida también. Suelta el control aceptando lo que hay. Pide ayuda. Ríndete ante la sabiduría del Universo y confía. Disfruta de la respuesta.

En este vlog te comparto sobre los números angelicales, que también tienen su resonancia e interpretación. El Universo habla a través de ellos 🙂

Te mando un abrazo de limón.

Recuerda, eres luz y amor. Eres abundancia. Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida.

Con todo mi amor,

Andrea de la Mora  ❤