Namasté querido ser de Luz. 

“No voy a poder pagar la renta a tiempo.”

“Seguramente no me llamó porque no le gusté.”

“ Ya no me quiere.”

Todas estos son pensamientos originados por una mente que no está en el presente.

La mente es una herramienta poderosa con la que creamos ideas, pensamientos y entendimientos. Está hecha para razonar. Esa es su función. Gracias a la conexión que hace entre nuestras experiencias previas y las nuevas, nos permite aprender. Es el acervo experiencial que se hace manifiesto con las reflexiones y ocurrencias que produce.

Durante nuestra vida, estamos acostumbrados a utilizarla todo el tiempo, incluso cuando no se requiere. Esto hace que la mente tienda a crear pensamientos constantemente.

Cuando no tiene algo específico que pensar, la mente puede realizar alguna de las siguientes dos cosas:

  1. Buscar del archivo de la memoria recuerdos y experiencias previas.
  2. Crear pensamientos relacionados con experiencias futuras o escenarios que no han acontecido.

A lo largo de la vida de una persona, es probable que su mente haya notado que la forma en que más atención le pone la persona es cuando está estresada, ansiosa o temerosa. Esto ha ocasionado que la mente utilice el miedo para llamar nuestra atención. Constantemente se lamenta por lo que hizo o dejó de hacer, por lo que dijo, lo que mostró, lo que pudo haber cambiado, etc. Cuando el pasado no es el tema de conversación mental es porque se ha ido hacia el futuro; creando historias sobre nuestras relaciones, situaciones específicas o eventos que nos causan miedo y estrés.

Ahí es cuando capta por completo nuestro interés y atención:

“¿Cómo no acepte ese trabajo?”

“Si tan sólo hubiera contestado x o y cosa.”

“¿Para qué me comí esa rebanada de pastel?”

“Me vio raro, seguramente ya se hartó de mí.”

“Está habiendo recortes de personal, seguro sigo yo, ¿qué voy a hacer?”

Gastamos energía en todos estos pensamientos que usa la mente para llamar nuestra atención. La gastamos porque no son reales. Lo más probable es que no pasen las cosas que nos plantea a futuro y las del pasado ya sucedieron, no tiene caso seguir dándole vueltas a esa experiencia.

Además de gastar innecesariamente energía, al estar constantemente pensando en el pasado o el futuro; nos alejamos de lo verdaderamente importante; el momento presente. Estamos pero no estamos. Nuestro cuerpo está en el lugar, pero mentalmente estamos en otro lado. Esto hace que dejemos de experimentar el aquí y el ahora. Esto hace que en vez de disfrutar lo que vivimos y fluyamos con lo que la vida nos va presentando, estemos estresados por cosas o eventos que ni siquiera son reales.

Parece una pérdida de tiempo, ¿no es cierto?

Ahora, ¿qué podemos hacer para que no se fugue constantemente la mente?

Darnos cuenta cuando la mente no está en el presente. El proceso de auto observación es de las herramientas más importantes para mantenerte en el aquí y el ahora. Cuando te ves, te puedes dar cuenta de dónde estás. Y así, si no estás donde estás, regresar. Es muy común que la mente se active hacia el pasado o el futuro en actividades que no implican un esfuerzo para ti. Es decir, en situaciones que tengas más mecanizadas y que puedas darte el lujo de ir “en piloto automático”. Bañándote, cocinando, manejando, etc.

Ahí es donde más atención debes ponerle a la actividad mental, para que si no está en el presente, conscientemente lleves tu atención hacia la actividad que estás realizando en ese momento.

No te desesperes si la mente vuelve a fugarse luego, luego. Es un proceso de entrenamiento y poco a poco logrará estar cada vez más frecuentemente en el aquí y el ahora.

Donde pones tu atención pones tu energía. Ponla en ti. Obsérvate conscientemente y te garantizo que tu mente se calmará, te será más gustoso todo lo que vives y el estrés y el miedo disminuirá.

Espero que te dé mucha Luz.

Te mando un abrazo de palomitas de maíz.

Recuerda, eres luz y amor. Eres abundancia. Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida.

Saprema,

Andrea de la Mora  ❤