Namasté compañero de luz.

Prácticamente todos los seres humanos vivimos experiencias retadoras en nuestra infancia. Las heridas que dejan esas vivencias, requieren ser reconocidas y sanadas. De lo contrario, nuestro niño herido reacciona exageradamente o se relaciona desde la defensiva y protección de eso que lo tiene herido.

Una de las formas en que apapachamos y sanamos a nuestro niña o niño es contactando con ella. Ya he vlogueado en otras ocasiones sobre esto (clic) y hoy lo que quiero hacer es ayudarte a que tu niña interior se sienta atendida a través de que medites para ella. Es una meditación corta y divertida. ¡Platícame aquí cómo te sentiste! Me encantará conocer y saludar a tu niña o niño interior.

Te mando un abrazo de pastel de zanahoria.

Recuerda, eres luz y amor. Eres abundancia. Elige experimentarla en todas las áreas de tu vida.

Con todo mi amor,

Andrea de la Mora  ❤